¿CÓMO ENSEÑAR A NUESTROS ADOLESCENTES A TOMAR DECISIONES?
Por: Deanna Rejón Gossmann, psicoterapeuta familiar integrante de psii.
Decidir tiene que ver con hacer elecciones que conllevan consecuencias y responsabilidades que deben asumirse.
Las personas tienen diferentes formas de decidir: Algunas se muestran impulsivas y responden rápidamente; hay otras que son muy indecisas y, en consecuencia, dejan pasar oportunidades. Otras son rígidas al tomar decisiones y les cuesta trabajo pensar en diferentes opciones, por lo que actúan siempre de la misma manera. Y otras más, revisan las oportunidades, analizan opciones, miden riesgos y se comprometen con su elección.
Al enseñar a nuestro hijo o hija a decidir de manera consciente, le ayudamos a que pueda adquirir un sentido de mayor control sobre su vida y a perseguir de manera más clara sus metas.
Un aspecto básico de decidir es estar consciente de que, al hacerlo, se renuncia a otras opciones, es decir, se pierde aquello que no se eligió. El aceptar esto como un acto de libertad y de responsabilidad, genera en el adolescente el camino hacia su independencia. Y debe entender que, si él o ella no toma la decisión, alguien más lo hará.
¿CUÁL ES ENTONCES LA TAREA DE LOS PADRES?
La tarea de los padres es ayudar a su hijo o hija adolescente a tomar DECISIONES CONSCIENTES, brindándole orientación en los siguientes aspectos:
- Reconocer y definir la situación o problema con la mayor claridad posible, planteándolo de manera sencilla y concreta, lo cual le permitirá identificar lo que de verdad desea o lo que le preocupa. El compartir con sus padres, le ayudará a sentirse escuchado y comprendido, y a tener mayor claridad en sus sentimientos, para poder entender plenamente la situación sobre la que habrá de decidir.
- Examinar a fondo la situación y analizar distintos puntos de vista, revisando sus diferentes aristas. Determinar cuál sería su participación, lo hará asumir su responsabilidad dejando la culpa de otros a un lado, lo que le abrirá posibilidades reales de solución.
- Como adultos, podemos orientar a nuestros hijos adolescentes a ver no sólo los extremos de las situaciones, sino la variada gama de posibilidades, gracias a nuestra propia experiencia. Enseñarles a tomar en cuenta las ventajas y desventajas de las diferentes alternativas, les permitirá prever las posibles consecuencias a corto, mediano o largo plazo, como resultado de elegir una u otra.
- Es importante también hacerles ver que su elección no siempre será “correcta” o “incorrecta”, puesto que puede tener aspectos tanto positivos como negativos. El punto es tratar de calcular las posibilidades de éxito de cada una de las opciones, considerando pros y contras, para luego elegir la que les parezca más adecuada.
- Y una vez tomada la decisión, el o la adolescente deberá llevarla a cabo responsabilizándose de las consecuencias, tomando en cuenta los obstáculos que puedan llegar a presentarse, y revisando con qué personas o recursos cuenta para resolver la situación o conseguir su meta.
- También debe entender que aun así podría equivocarse, en cuyo caso tendrá la oportunidad de examinar los efectos de su decisión, aprender de sus errores y rectificar, contando para ello con el apoyo de sus padres.
¿Y QUÉ HAY DE LAS CONDUCTAS DE RIESGO?
Es un hecho que el adolescente debe enfrentarse a tomar sus propias decisiones, algunas de las cuales podrían implicar riesgos y consecuencias importantes en su vida; por ejemplo, consumir o no alcohol u otras drogas, tener relaciones sexuales a determinada edad, trabajar o continuar con los estudios, etc.
En este sentido, si el adolescente cuenta con información suficiente y ha desarrollado herramientas para decidir conscientemente qué es lo mejor para él, será capaz de enfrentar los momentos críticos o de presión, tanto de sus pares como de los adultos, determinar lo que en verdad quiere y tomar sus propias decisiones debiendo asumir las consecuencias.
Comencemos entonces por permitir que nuestros hijos adolescentes participen en la toma de DECISIONES FAMILIARES. Al hacerlo, les estaremos diciendo que confiamos en ellos, y al mismo tiempo, los estaremos preparando para que tomen sus propias decisiones de manera razonable, consciente y con responsabilidad.

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